Transiciones en el empleo y acceso a la seguridad social en México: diferencias de género y cohorte

 

 

Resumen

Este artículo aborda las transiciones en el empleo considerando tres estados: sin empleo, empleado con seguridad social y empleado sin seguridad social. Usando modelos multiestado de Markov, se estiman probabilidades de transición y tiempo promedio de estancia en los tres estados para identificar las diferencias en el acceso a prestaciones, por sexo y cohorte.

Introducción

Durante la segunda mitad del siglo xx se presentaron cambios significativos en los mercados de trabajo y en las estructuras familiares, que tuvieron un impacto directo sobre el acceso y las condiciones del empleo. Así, mientras algunas prestaciones de la seguridad social son transferibles por los vínculos familiares, en su gran mayoría están disponibles solamente para la persona que es titular.[1] Entonces, las experiencias familiares y laborales de hombres y mujeres resultan en diferentes trayectorias de acceso a, y permanencia, en estados de cotización a la seguridad social, lo cual podría tener consecuencias en cuanto al disfrute de pensiones y seguridad económica en edades avanzadas.

Durante los últimos tres decenios del siglo xx se observaron cambios importantes en los mecanismos determinantes de las estructuras familiares; el retraso en la entrada a la unión legal y reducciones de consideración en la fecundidad general (Tuirán, 2002), que fueron acompañados de incrementos moderados en las uniones libres —aun como preámbulo al matrimonio— y mayores probabilidades de divorcio o separación (Pérez-Amador, 2008). Además, a partir de los años setenta se observó una mayor incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, derivada principalmente de la necesidad de ingresos adicionales en los hogares (García y de Oliveira, 1994) y de reducciones en la fecundidad (Mier y Terán, 1992). Esta mayor participación laboral femenina representó uno de los motores principales de crecimiento de la población económicamente activa, con todo y que se concentró en ocupaciones inestables, informales y sin acceso a prestaciones de la seguridad social (García, 2001).

La combinación de tales factores redunda en trayectorias diferenciadas por género para acceder a las prestaciones de la seguridad social. Aunque históricamente los varones han tenido acceso como prestación del empleo, las mujeres sólo han accedido a algunos de sus beneficios mediante la extensión de prestaciones a familiares. Estos beneficios, sin embargo, suelen limitarse a la atención a la salud (de esposas e hijas menores de 16 años[2]) y a una pensión por viudez. En las mujeres recaen, tradicionalmente, las actividades no remuneradas y de cuidados en los hogares: de ello deriva que se vean forzadas a incorporarse a empleos sin prestaciones o a asumir trayectorias laborales interrumpidas.

Este menor acceso directo a la seguridad social, combinado con los nuevos patrones conyugales, coloca a las mujeres en una situación de vulnerabilidad al carecer de medios propios para asegurar un acceso directo a los beneficios vinculados a dicha seguridad. En este artículo, entonces, buscó identificar las trayectorias de hombres y mujeres en tres estados de interés: sin empleo, con empleo sin seguridad social y con empleo con seguridad social, a fin de ofrecer información más amplia sobre los factores asociados al acceso directo a la seguridad social y las diferencias generacionales y de género en nuestro país.

El modelo

La información para el análisis proviene de la Encuesta Demográfica Retrospectiva (Eder) 2017, que tiene información de historias de vida relativas a procesos sociodemográficos como el trabajo, la formación familiar, la fecundidad y los cambios observados anualmente según estas características. Para modelar las transiciones entre los tres estados de interés la estrategia fue usar la estimación de matrices de transición multiestado de Markov[3], que modelan los cambios entre pares de estados i y j mediante la obtención de probabilidades qi,j(t), que permiten también incluir variables mediadoras de tales transiciones (Jackson, 2011). Las principales variables de interés corresponden al sexo y la cohorte de nacimiento, esta última dividida en tres periodos: 1962-1971, 1972-1981 y 1982-1991. Además, se incluyeron controles sobre escolaridad, condición de unión y nacimiento de algún hijo. El punto de partida para el modelo contempló el estado en que se encontraba cada persona a los 20 años de edad, observándose sus transiciones durante 15 años.[4] Se eligió limitar el modelo a 15 años de exposición a las posibles transiciones para que cada cohorte fuese observada por el mismo número de años. Para identificar el acceso a la seguridad social se utilizó la variable correspondiente a la pregunta sobre acceso a servicios médicos mediante su empleo.[5]

Resultados

El cuadro 1 resume los principales resultados del modelo de transición entre estados, mismos que se expresan en razones de riesgo proporcional de transitar entre estados, que pueden consultarse en los anexos electrónicos 1 y 2.[6] Se presentan solamente las variables con efectos significativos: en verde los positivos y en rojo los negativos sobre cada transición entre estados. Si el estado de origen es el no empleo, las mujeres tienen menor probabilidad de ingresar a él, sin importar que haya, o no, seguridad social; la mayor escolaridad se asocia al ingreso a empleos con seguridad social; entrar en unión se asocia con razones negativas de transición al empleo, mientras la separación se vincula con razones positivas. Entre quienes tenían empleo sin seguridad social, las mujeres son más propensas que los hombres a salir de un empleo, y tienen menores posibilidades de acceder a uno con seguridad social; las cohortes más recientes son más propensas a dejar este estado que la cohorte de 1962-1971; destaca, además, que la mayor escolaridad y la situación conyugal se asocian al abandono de ese estado. Además, el cambio de situación conyugal y el nacimiento de un hijo/a se asocian con salidas del empleo. Quienes contaban con seguridad social en el trabajo tienen menores probabilidades de moverse de este estado si tienen una escolaridad avanzada; en este caso, las mujeres son menos propensas a cambiar a un empleo sin tal prestación, pero más propensas a abandonar el empleo.

Cuadro 1. Dirección de los efectos positivos (verde) o negativos (rojo) sobre las probabilidades de transición entre estados, México 2017

Fuente: elaboración propia con base en la Eder 2017.

El cuadro 2 contiene las probabilidades de transición entre estados, por sexo y cohorte de nacimiento, señalando igualmente los intervalos de confianza a 95%. Entre los hombres sin empleo como posición inicial, destaca, para la cohorte de 1962-1971 mayores probabilidades que después de 15 años se mantuviera en ese estado; pero para las cohortes 1972-1981 y 1982-1991, lo más probable era la transición a un empleo sin seguridad social. Para las mujeres sin empleo, la probabilidad de mantenerse en este estado es la más alta entre las tres cohortes, aunque resalta una reducción considerable entre la primera cohorte y las otras dos.

Entre la población que a los 15 años tenía un empleo pero no seguridad social destacan las altas probabilidades de mantenerse en ese mismo estado, salvo por las mujeres de la cohorte 1962-1971, que era más probable que salieran del empleo. Además, sobresalen las mayores probabilidades de transición al empleo entre varones que entre mujeres, aunque sólo son significativas para la cohorte de mayor edad. Para quienes a los 20 años se encontraban empleados con seguridad social destaca la reducción en las cohortes más recientes de la probabilidad de permanecer en este estado. Destaca, además, que aunque los hombres presentan mayores probabilidades de transitar hacia empleos sin seguridad social, las mujeres tienen mayor probabilidad de salir del empleo.

Cuadro 2. Probabilidades de transición entre estados con t=15 años por sexo y cohorte de nacimiento, México 2017 (Intervalos de confianza 95%)

Fuente: estimación propia con base en la Eder 2017.

La gráfica 1 muestra los tiempos promedios de estancia en cada estado, por sexo y cohorte. El tiempo promedio en el estado “sin empleo” se incrementó ligeramente entre varones de la cohorte 1982-1991; para las mujeres se mantuvo en niveles similares desde la cohorte de 1972-1982, tras una ligera reducción. El tiempo de permanencia en un empleo carente de seguridad social se incrementó para hombres y mujeres entre las cohortes 1962-1971 y 1972-1981, para después mantenerse en poco más de siete años para los hombres y cinco años para las mujeres. Finalmente, mientras los hombres presentan reducciones significativas en el número promedio de años que permanecerán con seguridad social, para las mujeres no se observan cambios significativos.

Gráfica 1. Tiempo promedio (años) de estancia total en cada estado por cohorte de nacimiento según sexo, México 2017

Fuente: elaboración propia con base en la Eder 2017.

A manera de cierre

Los cambios observados deben ser objeto de análisis detallados adicionales. El modelo permite observar importantes reducciones en el acceso a esta prestación entre la población. Los principales cambios se observan para la cohorte de 1982-1991, misma que alcanzó los 20 años de edad entre 2002 y 2011, luego de las reformas a la Ley del Seguro Social que modificaron los requisitos de acceso a los sistemas de pensiones.

Los resultados del modelo señalan la persistente presencia de diferencias de género en las transiciones. Además, se observa que la entrada en unión reduce la propensión a cambios de estado, mientras la separación resulta en mayores transiciones a empleos sin seguridad social y menores transiciones fuera del empleo. Debe destacarse que la Eder 2017 permite observar cambios en los estados de manera anual, de donde las transiciones de poca duración no son observadas en el análisis. Con todo, los resultados indican menor permanencia de las mujeres en empleos con seguridad social y la reducción del tiempo en este estado en las cohortes más jóvenes, lo cual limitará a futuro el acceso a las prestaciones fundamentales de la seguridad social.

Notas

[1]  En este artículo la discusión se centra en el acceso a prestaciones directas en función de su empleo. A pesar de ello, no se hace distinción por tipo de prestación, si bien se acepta, en general, que las principales prestaciones son los seguros por invalidez, retiro a edad avanzada y vejez, así como atención médica y otras.   

[2]  La cobertura puede extenderse hasta los 25 años en caso de que las hijas continúen estudiando.

[3] La descripción detallada de la metodología utilizada en el presente análisis se puede consultar en el Anexo 1, disponible en la versión electrónica de la revista.

[4] Se eligió partir de los 20 años con base en la edad mediana al empleo.

[5] La Eder no pregunta sobre prestaciones específicas de la seguridad social, pero sí indaga si el acceso a servicios médicos se debía al empleo. Del mismo modo, sólo se consideraron servicios médicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, este mismo Instituto a nivel estatal, o bien en clínica naval, militar o de Petróleos Mexicanos.

[6] Los resultados de los modelos completos ajustados para el presente análisis expresados en razones de riesgo proporcionales pueden consultarse en el Anexo 2 en la versión electrónica de la revista.

Referencias

García, B. (2001), “Restructuración económica y feminización del mercado de trabajo en México”, Papeles de población, Vol. 7, Núm. 27, pp. 45-61.

García, B., y O. de Oliveira. (1994), Trabajo femenino y vida familiar en México. México, El Colegio de México.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) (2017), Encuesta Demográfica Retrospectiva 2017. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/eder/2017/#.

Jackson, C. (2011), “Multi-State Models for Panel Data: The msm Package for R”, Journal of Statistical Software, Vol. 38, Núm. 8, pp. 1-28. Disponible en: https://doi.org/10.18637/jss.v038.i08.

Mier y Terán, M. (1992), “Descenso de la fecundidad y participación laboral femenina en México”, Notas de población, Vol. 20, Núm. 56, pp. 143-171.

Pérez-Amador, J. (2008), “Análisis multiestado multivariado de la formación y disolución de las parejas conyugales en México”, Estudios demográficos y urbanos, Vol. 23, Núm. 3, pp. 481-511.

Tuirán, R. (2002), “Transición demográfica, trayectorias de vida y desigualdad social en México: lecciones y opciones”, Papeles de población, Vol. 8, Núm. 31, pp. 25-66.

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Mauricio Rodríguez Abreu

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