La familia en tiempos de pandemia: algunas reflexiones

 

 

Resumen

La pandemia del coronavirus ha trastocado tanto la vida social como la familiar. Aquí hacemos un breve repaso de los procesos de reproducción social que se realizan en su seno y que están estrechamente interconectados con el mundo de lo público. El confinamiento obligatorio ha puesto de manifiesto una serie de fenómenos sobre los que es urgente reflexionar.

Sin duda, la pandemia del Covid-19 representa un hecho “coyuntural”, demográficamente hablando; se trata de un acontecimiento que ha alterado las estructuras sobre las que se había asentado nuestra convivencia desde hace por lo menos un siglo. La confianza en un incremento constante de la esperanza de vida que pautaba nuestro cotidiano se ha vuelto incierta, lo mismo que muchos otros aspectos de la vida. Las consecuencias de la pandemia son tales que no se puede hablar de ajustes que permitan un regreso a la situación previa al 2020; más bien hay que plantearse redefiniciones en el modo de vivir en sociedad y, muy particularmente, en familia. Presentamos aquí reflexiones contenidas en una videograbación realizada a comienzos del confinamiento, en abril de 2020,[1] que luego actualizamos con información de lo que iba ocurriendo.

“No cabe duda, y menos ahora, que la familia es una pieza clave para afrontar los momentos de crisis. En su calidad de refugio natural de las emociones, de su funcionamiento depende, en gran medida, que la situación a la cual nos ha orillado el Covid-19, se procese de una manera positiva o no; que prevalezca el entendimiento o el conflicto entre sus miembros.

La reclusión obligada ha creado dinámicas familiares inéditas. Para empezar, las interrelaciones entre los cónyuges, entre padres e hijos chicos o grandes, se han vuelto inevitablemente más cercanas e intensas. Pudiera ser que esta situación termine afianzando los vínculos familiares; o bien, que instale el conflicto dentro del núcleo familiar si es que no existía ya. En este sentido, los “espacios disponibles” dentro de las viviendas, sobre todo las urbanas, son escasos y propician, por lo mismo, contactos, por no decir fricciones verbales y eventualmente físicas de manera continua, desgastando la buena convivencia o profundizando el conflicto. Los tiempos en que los miembros del hogar coinciden son más bien breves —salvo los fines de semana—, especialmente cuando ambos padres trabajan. En los hechos, la reclusión ha venido a alterar el equilibrio en los roles que cada cual desempeña; hay más exigencias y menos alternativas de solución.

Muy relacionado con lo anterior, tenemos que el mundo entero está viviendo una época de creciente inestabilidad conyugal. Al igual que una pandemia, en todos lados aumentan con mayor o menor rapidez las separaciones y divorcios de los matrimonios. Este fenómeno, que se viene extendiendo en México desde hace aproximadamente 25 años, va a verse sin duda fortalecido por la expansión que se ha venido dando en las uniones libres (convivencia o cohabitación) cuya probabilidad de disolución es mayor que la de los matrimonios. Es decir, el contingente de parejas divorciadas y separadas será cada vez más abundante. De modo que, si en estos momentos de crisis el conflicto se impone por sobre los comportamientos cohesionadores de la familia, nos enfrentaremos dentro de poco a una sociedad con muchas más familias truncadas. Esto ocurrirá aunque la pandemia tenga raíces de orden sanitario porque sus consecuencias serán múltiples: de tipo social, psicosocial, económico, en la salud mental y muchas más.

Sin duda, las relaciones de género existentes en el ámbito conyugal y sus reformulaciones frente a las circunstancias jugarán un rol esencial en la forma de sobrellevar el confinamiento. De cualquier forma, las tensiones e incluso la violencia estarán presentes.

Las situaciones de tensión propias de la reclusión prolongada obligan a pensar en la conveniencia de un regreso de los estudiantes a las escuelas y de los padres a los trabajos. No vamos a entrar a comentar las dificultades que implica la definición de estrategias adecuadas para enfrentar estos efectos indeseados; pero sí decir que se suman a la urgencia por razones económicas.

Por otro lado, el confinamiento ha dejado a la vista desigualdades que no percibíamos y que agravan la situación. Las políticas de restricción de la circulación que se recomiendan, y en otros países directamente la orden de quedarse en la casa, afectan de distinta manera a las poblaciones sujetas a mantenerse en viviendas exiguas, con un salario diario que exige, además, presencia física. Estas personas no pueden permanecer recluidas y muchas veces son expulsadas de sus trabajos por los riesgos de contaminación y trasmisión del virus que conllevan sus traslados.[2] Así tenemos que estas carencias económicas vendrían a exacerbar la pobreza y las tensiones dentro de los hogares, sin contar que incrementan el riesgo de contagio por el Covid-19, y también el de la violencia, principalmente con los niños y la pareja.[3] Se trata de problemas de hoy y no del mediano plazo, que no esperan y respecto de los cuales deben tomarse provisiones cuanto antes.

La nota amable la ponen los desarrollos tecnológicos de los que disponemos para las comunicaciones personales y colectivas: los Whatsapps, el Zoom, Facebook y otros que se brindan, en el caso de México a 90% de la población (ift, 2021), la posibilidad de estar en contacto con el resto de familiares, con los amigos y con el trabajo si este se puede desarrollar a distancia. Ello sin olvidar el gran aporte que han sido los medios para educar (Unesco,2021), entretener (las películas, series, documentales en streaming) e informar a la población de la evolución de la crisis y de las exigencias impuestas por las autoridades para doblegarla. La transformación en un ser social virtual mitiga, sin lugar a dudas, el aislamiento obligado, a menudo en condiciones estresantes; y evita, al mismo tiempo, el rompimiento de las redes de sociabilidad más necesarias que nunca para preservar la cohesión social. Esperemos que, así las cosas, el regreso a las condiciones pre-pandemia sea menos difícil de lo que auguran las circunstancias”.

Todos los problemas aquí comentados adquirieron una dimensión global a medida que la pandemia fue avanzando y se sumaron otras problemáticas. Lo interesante es que, sin importar el país del que se trate, los ejes de la discusión han sido semejantes: tensiones en el seno familiar e inestabilidad creciente, reorganización laboral ligada al gran tema de la conciliación familia-trabajo y educación de los niños, que ha tenido que ser impartida con la participación prácticamente obligatoria de los padres, muchos de ellos compaginándola con el propio trabajo remunerado a distancia.

Lo distinto han sido los efectos y las soluciones propuestas y adoptadas por los países, sectores económicos, grupos sociales y familias. Como ejemplo, en México casi 11% de las mujeres que estaban empleadas antes de la pandemia dejaron de formar parte de la población económicamente activa (Cota, 2021), como consecuencia del cierre de negocios y empresas y también por la necesidad de cuidar a los enfermos, apoyar a los hijos con las escuelas en línea y por el aumento de las tareas domésticas producto de una presencia más prolongada de sus miembros dentro del hogar. Actividades que, por lo general son realizadas por mujeres en viviendas precarias de los centros de las ciudades, sin acceso permanente al agua potable, o en viviendas de autoconstrucción en colonias populares y en los fraccionamientos nuevos; todos con espacios muy pequeños para la convivencia pero propicios para la transmisión del coronavirus por su escaso tamaño (Ziccardi, Romero, Tapia, Guillén et al., 2020).

Las cifras estiman que, a nivel mundial, la participación de la mujer en la fuerza laboral decrecerá entre 7% y 10% (López-Calva y Meléndez, 2020). Pero quienes sufrieron más las inequidades económicas y sociales frente a la enfermedad fueron quienes desempeñaban trabajos que exigían presencia física, pues corrían el riesgo de contagiarse al salir de sus casas y contagiar a los suyos al regresar. Con todo y las medidas adoptadas, la mortalidad por Covid ha sido muy elevada dejando a muchos niños huérfanos: 244,500 a octubre de 2021, colocando a México en un tercer lugar por tal motivo, después de India y Brasil (Gómez McFarland, 2021; El Economista, 2021).

En realidad, estamos frente a un “todo” —llámese de cambios inminentes, de problemas por resolver, de desigualdades sociales— que quedó en evidencia de forma descarnada para un público que rara vez pasaba tantas horas frente a la televisión. La población ha estado más informada que antes sobre la evolución de la pandemia en México y el mundo, y acerca de los problemas que ha suscitado la lucha por dominarla. Del mismo modo, ha constatado de cerca la incertidumbre y los fracasos implicados en la lucha contra este repetitivo e inesperado fenómeno.

El impacto ocasionado por la pandemia es de tal amplitud que obligará a utilizar toda la capacidad científica disponible para estudiar la nueva realidad que está surgiendo, y hacerlo desde ámbitos muy diversos: la lucha contra las nuevas cepas del coronavirus, sin descuidar en absoluto el de las consecuencias económicas, sociales, urbano-arquitectónicas, psicosociales y psicológicas relacionadas con el estrés al que llevan las restricciones e incertidumbres impuestas por la pandemia. No debemos olvidar tampoco que antes del Covid había muchos otros temas que preocupaban a las sociedades: el medio ambiente, la equidad de género, las pensiones por jubilación, aspectos a considerar al momento de concebir un nuevo bienestar social.

Notas

[1] La parte entrecomillada del texto corresponde al contenido de la cápsula “La familia en la contingencia”, 2 de abril de 2020, El Colegio de México. Disponible en: https://youtu.be/pVnzli9XvGY.

[2] En abril de 2020 se perdieron poco más de 12 millones de empleos (22.5%): cinco millones de mujeres (24%) y siete millones de varones (21%). La pérdida de trabajos formales afectó especialmente a los menores de 30 años y mayores de 65 años que sólo tenían estudios de primaria. El trabajo informal disminuyo sólo 8% representando, en marzo de 2020, casi seis de cada diez personas ocupadas (imco, 2020).

[3] En 2021 los ingresos de mujeres y sus hijos en refugios de la Red Nacional de Refugios se incrementaron 20%.

Referencias

Cota, I. (2021), “El empleo entre las mujeres mexicanas cae un 11% durante la pandemia”, El País (México), 6 de marzo de 2021. Disponible en: https://elpais.com/mexico/2021-03-06/el-empleo-entre-las-mujeres-mexicanas-cae-un-11-durante-la-pandemia.html.

El Economista (8 de octubre de 2021), “Huérfanos por Covid: 244,500 niños y adolescentes en México”, El Economista. Disponible en: https://www.eleconomista.com.mx/politica/Huerfanos-por-covid-244000-ninasninos-y-adolescentes-en-Mexico-20211008-0063.html.

Gómez MacFarland, C. (2021), “La orfandad ocasionada por la pandemia”, Mirada Legislativa, Núm. 208, 28 pp., Instituto Belisario Domínguez. Disponible en: http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/bitstream/handle/123456789/5398/ML_208.pdf?sequence=1&isAllowed=y.

Instituto Mexicano para la Competitividad (imco) (2020), Los efectos del Covid-19 en el mercado laboral mexicano. Centro de Investigación en Política Pública, diciembre. Disponible en: https://imco.org.mx/wp-content/uploads/2021/05/20210518_El-mercado-laboral-mexicano-tras-un-an%CC%83o-de-pandemia_Boleti%CC%81n-.pdf.

Instituto Federal de Telecomunicaciones (ift) (2021), En México hay 84.1 millones de usuarios de internet y 88.2 millones de usuarios de teléfonos celulares: ENDUTIH 2020 (Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares), Comunicado de prensa, Núm. 252/21, 21 pp. Disponible en: http://www.ift.org.mx/sites/default/files/comunicacion-y-medios/comunicados-ift/comunicadoendutih2020.pdf.

López-Calva, L.F. y Meléndez M. (eds.) (2020), Las implicaciones socio-económicas de la pandemia de Covid-19: Ideas para la acción en políticas públicas. PNUD América Latina y el Caribe-Cooperación Española. Disponible en: https://www.latinamerica.undp.org/content/rblac/es/home/library/crisis_prevention_and_recovery/the-socio-economic-implications-of-covid-pandemic–ideas-for-pol.html.

Red Nacional de Refugios (rnr) (2021),  Retos en la defensa de la agenda feminista, garante de los derechos humanos de todas las mujeres, niñas y adolescentes. Disponible en: https://rednacionalderefugios.org.mx/destacada/retos-en-la-defensa-de-la-agenda-feminista-garante-de-los-derechos-humanos-de-todas-las-mujeres-nin%cc%83as-y-adolescentes/.

Quilodrán Salgado, J. (2020),  Ante la pandemia: la familia en la contingencia. Comentarios por: Julieta Quilodrán, Coordinaciones de Educación Digital/Colmex Digital. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=pVnzIi9XvGY&t=291s.

United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (Unesco) (2020),  El aprendizaje por conducto de la radio y la televisión en los tiempos del Covid. Instituto de Estadística de la Unesco, consultado el 2 de junio de 2021. Disponible en: https://es.unesco.org/news/aprendizaje-conducto-radio-y-television-tiempos-del-covid-19.

Ziccardi, A., Romero,G., Tapia, M., Guillén, T. et al. (2020), Informe preliminar del estudio: “Condiciones de habitabilidad de las viviendas y del entorno urbano ante aislamiento impuesto por Covid-19, UNAM, IIS, CRIM, COLEF, UACJ, IGLOM, 11 de mayo 2020. Disponible en: https://www.iis.unam.mx/wp-content/uploads/2020/05/CONDICIONES-DE-HABITABILIDAD.pdf.

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Julieta Quilodrán

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