Arreglos residenciales familiares extensos en 2020: reflexiones en el contexto de la pandemia de Covid-19

 

 

 

Resumen

Diversos estudios muestran que una proporción elevada de las infecciones por Covid-19 ocurre dentro de las unidades domésticas. Usamos el Censo de Población y Vivienda 2020 para describir los arreglos residenciales familiares extensos, donde conviven múltiples generaciones, y reflexionar sobre quién vive con quién y las posibles estrategias de control y mitigación del contagio.

Las estructuras de los arreglos residenciales familiares están permeadas por la fuerza de los vínculos familiares. Estos vínculos se expresan, en la sociedad mexicana, por medio de la solidaridad basada en la reciprocidad. La fuerza de los vínculos, en la larga historia de este país, nos ha legado una multiplicidad de arreglos, algunos de ellos sumamente complejos. Quién vive con quién adquiere una mayor relevancia en el contexto de la pandemia de Covid-19. En diversos estudios se ha mostrado que una elevada y variable proporción de las infecciones en una población está vinculada a contagios dentro de las unidades domésticas (Boertien et al., 2021; Broccia et al., 2021; Esteve et al., 2020) y que las características de las viviendas en que estas unidades habitan se asocian al grado de vulnerabilidad al contagio (Jiménez y Muradás, 2021). Los arreglos residenciales donde conviven más de dos generaciones son los más vulnerables porque suelen tener más integrantes y mayor heterogeneidad en la distribución de edades, en comparación con las otras configuraciones familiares. La convivencia entre adultos mayores, adultos jóvenes y niños resulta en un elevado número de infecciones dentro de las unidades domésticas.

En México, como en otros países de América Latina, hay una elevada proporción de arreglos residenciales familiares donde conviven tres e incluso más generaciones (Rabell y Gutiérrez, 2011). Nuestra intención es describir la convivencia de múltiples generaciones en distintos tipos de arreglos familiares al inicio de la pandemia en nuestro país, a partir de los datos del Censo de Población y Vivienda de 2020 (Inegi, 2021). Nuestra finalidad es reflexionar sobre quién vive con quién y el diseño de estrategias de control y mitigación del contagio del Covid-19.

Como el eje de análisis principal es la edad, además del parentesco, centramos nuestra reflexión en los arreglos extensos que, dentro de la multiplicidad de arreglos familiares, son los únicos que implican la convivencia de más de dos generaciones. Estos arreglos pueden dividirse en dos grandes grupos: arreglos extensos simples y arreglos extensos múltiples. Por arreglos simples (ver figura 1, inciso a) nos referimos a familias constituidas por una pareja (vínculo conyugal), con o sin hijos (con o sin vínculos filiales), o bien por un padre o una madre y sus hijos (vínculo filial) y, en ambos casos, otro pariente (sin vínculos conyugales con las personas que habitan la vivienda). En los extensos múltiples (figura 1, inciso b) conviven al menos dos parejas (dos o más vínculos conyugales), con o sin hijos (vínculos filiales), o bien al menos una pareja (vínculo conyugal) y una madre o un padre y sus hijos (al menos un vínculo filial), además puede haber otros parientes. Esta distinción, que no se suele hacer por su complejidad analítica, es importante porque existe gran heterogeneidad tanto en el tamaño como en la distribución de las edades de quienes integran los dos tipos arreglos extensos. De ahí que varíe el grado de vulnerabilidad ante infecciones como las del Covid-19.

Figura 1. Ejemplos de arreglos residenciales extensos simples y múltiples

Fuente: elaboración propia.

Arreglos residenciales extensos simples y múltiples en la última década

En 2020 contabilizamos 8,683,537 arreglos extensos que representan 25% del total de arreglos familiares del país,[1] incremento estadísticamente significativo respecto de 2010, cuando representaron 21%. Este incremento se debe a la mayor frecuencia de arreglos extensos múltiples que pasaron de 12.7% en 2010 a 15.9% en 2020. Los simples aumentaron sólo 0.5 puntos porcentuales entre censos para representar, en 2020, 9.1% de los arreglos. Estas formas de convivencia son más comunes cuando se contabilizan a nivel de las personas; en la actualidad, 36.1% de la población que vive con familiares lo hace en arreglos extensos, poco más de una de cada cuatro en múltiples y una de cada diez en simples.

¿Cómo son y quiénes viven en estos arreglos? Los extensos simples son pequeños, su tamaño medio es 3.8 integrantes;[2] en su mayoría (66.2%) son personas de referencia, cónyuges e hijos/hijas (núcleo central). Entre los otros integrantes emparentados se encuentran la generación descendente (nietos/nietas: 10.5%), la ascendente (padres/madres y suegros/suegras: 8.4%) y la horizontal (hermanos/as: 7.1%), entre otros. A diferencia de la idea prevaleciente de que estos arreglos acogen principalmente a personas de la tercera edad, estas cifras muestran que en realidad atraen a personas de todas las generaciones.

Los arreglos extensos múltiples son más grandes en tamaño; los integran, en promedio, seis personas. En ellos el núcleo central representa una menor proporción dentro del arreglo (56.2%) y otros núcleos y parientes son principalmente las generaciones descendentes (nietos/nietas: 26.5%, nueras/yernos: 8.9%, sobrinas/sobrinos: 2.5%); mientras que las horizontales y las ascendentes están escasamente representadas (1.8% y 1.7%, respectivamente). Estas cifras revelan la existencia de varios núcleos familiares con mayor diversidad de generaciones en la convivencia respecto de los arreglos extensos simples.

La heterogeneidad de las generaciones que conforman los arreglos extensos múltiples se observa también en la distribución por grupos de edad de quienes los integran. Alrededor de una tercera parte de la población menor de 65 años reside en un arreglo extenso, esta proporción se incrementa a partir de los 65 años y sobrepasa 40%. Quienes conviven en arreglos extensos múltiples representan entre 24% y 28% de la población según grandes grupos de edad (ver gráfica 1). Hay ligeramente más personas menores de 20 años, aunque las frecuencias son prácticamente similares en todos los grupos. Los arreglos extensos simples son distintos: en ellos la proporción de cada grupo se incrementa a medida que la edad aumenta. Entre los menores de 20 años, 8% vive en arreglos extensos simples; entre la población de 65 a 79 años asciende a 15%, prácticamente el doble; entre los mayores de 80 es de 22%. Esta tendencia muestra que la conformación de estos arreglos responde a formas diferentes de organización doméstica.

Gráfica 1.  México, 2020. Distribución porcentual de la población en arreglos extensos simples y múltiples, según su grupo de edad y residencia

Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la muestra del Censo de Población y Vivienda, 2020, Inegi.

La distinción entre los dos tipos de arreglos citados es más evidente al analizar sus estructuras por edad y sexo. La gráfica 2 muestra las pirámides poblacionales de estos arreglos en frecuencias absolutas, a fin de destacar las diferencias en las magnitudes de la población que habita en arreglos extensos múltiples y simples. En la estructura por edad y sexo de quienes viven en arreglos extensos simples se observan montos de hombres y mujeres similares hasta los 50 años; a partir de este grupo las mujeres predominan.

En general, la pirámide tiene una estructura estable, es decir, no hay sobrerrepresentaciones acentuadas de ciertos grupos de edad. Esta distribución contrasta fuertemente con la observada en los arreglos extensos múltiples, la cual es mucho más joven y con predominio de mujeres. Los arreglos múltiples tienen mayor presencia de menores de 15 años y de personas en edades reproductivas jóvenes (20 a 29 años). La base de la pirámide es ancha (0 a 9 años) porque hay sobre todo nietos y el abultamiento de los 20 a 29 años corresponde a la presencia de hijos de la persona de referencia. En estos arreglos las mujeres son mucho más numerosas a partir de los 15 años. En la literatura de las ciencias sociales se ha sostenido que las mujeres son las principales responsables de mantener los vínculos familiares (trabajo del parentesco[3]) y son quienes atraen a más parientes en este tipo de arreglos. Lo anterior es parte de la explicación de la fuerte presencia de mujeres adultas.

Gráfica 2. México, 2020. Pirámides poblacionales según residencia en arreglos extensos simples y múltiples

Fuente: elaboración propia con base en los microdatos de la muestra del Censo de Población y Vivienda 2020, Inegi.

Nuestro análisis revela que estos arreglos son los únicos en los que es posible observar más de dos generaciones que corresiden. La corresidencia de varias generaciones refleja aspectos culturales asociados a la fuerza de los vínculos familiares. Como hemos señalado, estos arreglos son relativamente frecuentes entre la población mexicana.

Desde la perspectiva demográfica, el aumento de la esperanza de vida incrementa la probabilidad de tener abuelos, e incluso bisabuelos y tatarabuelos sobrevivientes. Es importante señalar que mientras en las familias extensas simples rara vez conviven más de tres generaciones, en las familias múltiples la convivencia multigeneracional es evidente y refleja formas de organización diferentes. Estas descripciones nos invitan a reflexionar sobre las estrategias que subyacen a las estructuras de corresidencia familiar y sobre su categorización; difícilmente podemos pensar que estas familias deban llevar una misma etiqueta, sea extensas, ampliadas o compuestas. Es necesario hacer el esfuerzo de separarlas, sobre todo en el contexto actual en el que la convivencia multigeneracional se vincula a las vulnerabilidades de contagio. Un ejemplo de estas distintas vulnerabilidades se muestra al analizar las condiciones de hacinamiento de los arreglos residenciales. En México, en 2020, habitaban en promedio 2.6 personas por cuarto para dormir; en los arreglos extensos simples el indicador es 2.1 y en los múltiples 2.7, siendo estos últimos los de mayor densidad entre los arreglos residenciales. Si a esta realidad sumamos la convivencia multigeneracional de sus integrantes se puede concluir que son arreglos altamente vulnerables a la transmisión del contagio en su interior.

La frecuente convivencia multigeneracional de la población en el país requiere ser considerada en el diseño de las estrategias de protección y cuidado para el control de la pandemia: el confinamiento y los planes de vacunación deberían hacerse en función de criterios adecuados a factores como los patrones de convivencia entre generaciones. La crisis económica que asola al país y la falta de servicios de cuidado, recrudecidos durante la pandemia, sin duda han propiciado la reconfiguración de las estructuras familiares con el probable incremento de arreglos residenciales extensos, tanto simples como múltiples. En especial, la pérdida de empleos entre jóvenes y adultos mayores puede estar contribuyendo a la reconfiguración de estructuras.

Notas

[1] Los arreglos residenciales familiares en el censo de 2020 sumaron 34,722,273. Estos arreglos representan 99.2% de los hogares censales registrados (34,987,915). En los arreglos familiares se excluyen a los hogares donde corresiden exclusivamente personas no emparentadas.

[2] A título de comparación según las estimaciones del Inegi (2021), en 2020 el promedio de ocupantes por vivienda es de 3.6.

[3] Según Gonzálvez Torralbo (2016) el trabajo de parentesco es efectuado principalmente por mujeres para mantener vivos los vínculos entre los miembros que conforman sus familias.

Referencias

Boertien, D., J. M. Aburto, I. Permanyer, A. López-Gay y A. Esteve (2021), “La influencia de los hogares en la propagación de Covid-19 a través de una simulación”, Coyuntura demográfica: revista sobre los procesos demográficos en México hoy, Núm. 19, pp. 95-100. Disponible en: http://coyunturademografica.somede.org/la-influencia-de-los-hogares-en-la-propagacion-de-covid-19-a-traves-de-una-simulacion/.

Broccia, M., V. de Knegt, E. Mills, A. Møller, F. Gnesin, T. Fischer, N. Zylyftari, S. Blomberg, M. Andersen, M. Schou, E. Fosbøl, K. Kragholm, H. Christensen, L. Polcwiartek, M. Phelps, L. Køber y C. Torp-Pedersen (2021), “Household exposure to sars-cov-2 and association with covid-19 severity: A Danish nationwide cohort study”, Clinical Infectious Diseases, ciab 340. Disponible en: DOI: 10.1093/cid/ciab340.

Esteve, A., I. Permanyer, D. Boertien y J. W. Vaupel (2020), “National age and co-residence patterns shape covid-19 vulnerability”, Proceedings of the National Academy of Sciences, Vol. 117, Núm. 28, pp. 16118-16120. Disponible en: https://doi.org/10.1073/pnas.2008764117.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) (2021), Censo de Población y Vivienda 2020. Tomado de: https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/default.html.

Gonzálvez Torralbo, H. (2016), “El ‘trabajo de parentesco’ que realizan las familias en Santiago de Chile”, Revista de Antropología Social, Vol. 25, Núm. 1, pp. 153-169. Disponible en: https://doi.org/10.5209/rev_RASO.2016.v25.n1.52629.

Jiménez, L.F. y M. de la C. Muradás (2021), “Una visión del riesgo residencia frente al Covid-19 en los hogares mexicanos con personas mayores”, Coyuntura Demográfica, Núm. 20, pp. 101-111. Disponible en: http://coyunturademografica.somede.org/una-vision-del-riesgo-residencial-frente-al-covid-19-en-los-hogares-mexicanos-con-personas-mayores-2020/.

Rabell, C. A. y E. Y. Gutiérrez (2011), “Grupos domésticos, hogares y familias en los censos de 1895 a 2010”, en Rabell, C. A. (Coord.), Los mexicanos. Un balance del cambio demográfico, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 225-268.

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* Edith Yolanda Gutiérrez Vázquez / ** Cecilia Andrea Rabell Romero

* Universidad de Guadalajara | edith.gutierrez@cucea.udg.mx
** Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM | crabell09@gmail.com